jueves, 5 de abril de 2012

Conquistando el Sol

Hay muchas cosas que me gustan de la vida y una de ellas es el sol y el mar (juntos me gustan más).
Este martes me fui con los Paniagua (mi familia adoptiva mexicana) al Puerto de Veracruz. Como les había contado en uno de mis primeros post, esta ciudad me recordó un poco a Puerto la Cruz, toda vez que el calor es igual de intenso. Para apaciguar ese calor, nos fuimos a comer unas nieves en el malecón, pedí una de parchita y de guanábana, estaban deliciosas. El malecón esta lleno de restaurantes, así como de vendedores que están al acecho de cualquier turista mal parado, es requerida una tonelada de paciencia.
Los Paniagua
Mi helado de guanábana y parchita

El malecón del Puerto de Veracruz
Luego de haber calmado un poco el calor, decidimos emprender nuestro viaje para la localidad de Antigua,  ya que acá se encuentra la casa de Hernán Cortés. Esta localidad es muy pequeña, apenas viven unas 900 personas pero aun guarda el recuerdo de hace 5 siglos cuando comenzó la gran aventura de Hernán Cortés.

Casa de Cortés
Casa de Cortés
Coral


la casa de Cortés parece salida de un cuento, puro realismo mágico, digno del Gabo, ya que fue construida con rocas de coral. Solo traten de imaginarse como sacaron estos inmensos corales marinos y como llegaron a formar parte de esta construcción. La casa, que ya parece una ruina,  esta llena de arboles (parecen salidos de un cuento mágico) que han aprendido a vivir entrelazados en los muros  en donde alguna vez vivió Cortés, antes de emprender rumbo a Tenochtitlan, actual capital federal. No muy lejos, encontramos una enorme ceiba (es realmente hermosa) donde se dice que Cortés amarro sus naves a la llegada a tierra firme. 

Ceiba
En esta zona, se da una fruta tropical que se llama zapote (en Venezuela también existe), así que decidimos que no podíamos terminar la visita sin comernos  “una fruta digna del paraíso” como la llama mi amiga Ale Paniagua. Esta fruta es realmente muy rica, es un coctel de frutas en un mordisco.


Zapote

Para terminar nuestro viaje, nos fuimos a dar un chapuzón bien merecido a una playa que se llama "la mancha". Lo que debo resaltar de este paseo por la playa, fueron unos mangos que probé, imagínense una flor de mango con limón, sal y chile, una verdadera delicia.

Cortando el mango en forma de flor
Un poco de limon y sal
No puede faltar el chile
¡Listo! mi flor de mango con chile :)

2 comentarios:

  1. Ale, que bien escribes! De verás lo que narras se convierte en algo tan interesante que provoca disfrutar todo lo que disfrutas! Que bello el mango en forma de flor! y el color del chile encima del mango, todo un detalle que no podía faltar! Mira, y allá también le dicen parchita a la parchita y guanabana a la guanabana, o esas son sólo palabras venezolanas?
    Que simpaticos se ven los Paniagua! Aunque no los conozca en persona, mandales un gran cariño de mi parte, desde este lado del planeta...
    Cuentame, que tal el mar? la arena?
    Estamos locas de volar pa'llá pronto! Ya falta poco! y nos divertiremos de lo lindo!
    Mientras te va todo mi gran cariño con muchos besitos! Te quiero mucho y sigue disfrutando todo AL MAXIMO! c'est la consigne!!!!!!!
    Isa

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    1. Isa, me encanta que te encante mi blog!
      Espero con ansias que tu y mi mama lleguen, para que así este blog este lleno de mas aventuras con gente que adoro!
      Los mexicanos le dicen maracuya a la parchita, y a la guanábana no le cambian el nombre :)
      Los paniagua son lo máximo, les he hablado mucho de ti y de mi mama, así que ya las están esperando.
      El mar estuvo chevere, pero te confieso que nada como nuestras playas (jajaja aun tengo mi corazón venezolano).
      Cuento los días para que lleguen! te adorooooo

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